Fundada fuiste por el Mesías
Y por el catolicismo, perseguida
Más tú, no temblaste; En el Señor confiaste.
Al desierto huíste,
Y del dragón te escondiste,
Dos alas, te fueron dadas,
Y por la tierra fuiste ayudada.
La persecución parece haber terminado,
Desde ese día, hasta hoy, a Dios he alabado.
Sé que nuevamente el perseguidor,
Nos hará entrar en temor,
Pero firme siempre estaré,
Aunque escondido este, a DIOS serviré.
Aunque se procure mi muerte,
A Dios serviré fielmente,
Porque su ley será mi deleite.
Autor: Hno. joven Jonathan Alexander Arévalo Ramos
de la localidad Mejicanos, El Salvador.
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